lunes, 30 de enero de 2012

Cosas de familia


A Beto la vida lo hizo soltero. Es un buen tipo que se dedica a su trabajo. En su oficinita el olor a humedad combina de manera irritante con el aroma a café quemado. El color marrón triunfa en la vestimenta de Beto. Todos sus trajes son del mismo color, sus camisas ya pasadas de moda siempre están acompañadas de su corbata preferida, marrón por supuesto.
Beto tiene el aspecto de un señor jovial aunque su cabellera crespa y azabache se ha convertido en una calvicie. Otra de las malas herencias de su madre.

Chela vive para ser mala. Fanática a la fuerza de las pelucas y sombreritos. Pisa casi los cien años y su mal carácter se incrementa con el pasar de los calendarios. Su centro de operaciones es la sala principal de su departamento, antes paqueto, ahora venido menos. La sala está atestada de muebles y adornos. El teléfono está siempre junto a Chela, sobre una mesita rectangular con rueditas. Le encanta mirar televisión y nunca recibe visitas. Nadie la acompaña.

Nadie duerme la mayor parte del día cerca de la estufa. Su pelaje se confunde con la funda gastada que viste el sillón del que se ha apoderado desde que llegó a esa casa. No es bonito ni juguetón. Está excedido de peso y el ojo izquierdo tiene signos de cataratas. Come todo lo que encuentra debajo de la mesa y su única gracia es rastrear miguitas de Pasta Frola con gran velocidad.

Hoy Beto comprará una tarta de ricota en la confitería predilecta de su madre. Chela se comerá toda la tarta con un pequeño tenedor de plata mientras Nadie la mire.